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¿Está Chile preparado para un sistema de impuestos regionales o locales?

Sergio Alburquenque Profesor de Derecho Tributario, Facultad de Derecho Universidad Diego Portales

Por: Sergio Alburquenque | Publicado: Jueves 30 de diciembre de 2021 a las 04:00 hrs.
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Sergio Alburquenque

Una columna escrita por el abogado Arturo Garnham, publicada en este medio, respondía negativamente a la pregunta del título en base a tres razones, una visión que no comparto a plenitud.

Señala el autor el riesgo de que un sistema de impuestos regionales o locales sea engorroso y confuso para la inversión, y con una compleja interacción entre los distintos sistemas tributarios, lo que ejemplifica con Brasil.

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Sin embargo, la inversión no es incompatible con un sistema descentralizado. Un sistema tributario regional o local, con los límites e incentivos adecuados, puede contribuir a revertir la inercia centralizadora. Luego, siendo ya el sistema tributario engorroso y confuso, la creación de tributos subcentrales puede ser una oportunidad para armonizarlo. Instaurar subsistemas tributarios debiese suponer la revisión del sistema tributario en su conjunto.

La creación del sistema de tributos subcentrales no implica necesariamente dotar a dichas unidades de poder para crear impuestos, sino para instituir otros tributos (ej., tasas). Tema distinto es que se pueda reconocer a los entes territoriales el derecho a participar de impuestos estatales o que se les afecten algunos de estos (ej., impuesto territorial).

Sobre la compleja interacción de los sistemas tributarios, valga decir que la descentralización tributaria debería envolver el principio de coordinación entre haciendas públicas. Y no creo que el caso de Brasil sea el más ilustrativo para compararnos, ya que se trata de un país de una dimensión y forma de Estado diferente.

Por otta parte, se sostiene que los entes locales no estarían preparados para el desafío, argumento que se vincula con la corrupción. Pero si la instauración de un sistema tributario subcentral es gradual y busca profesionalizar las administraciones locales, este riesgo se atenuaría.

Es cierto que un aumento de los ingresos tributarios regionales y municipales podría elevar la corrupción, pero la descentralización tributaria no se reduce al traspaso de competencias tributarias. Un sistema de tributos regionales y locales bien diseñado debiese contemplar mecanismos para combatir la corrupción (ej., responsabilidad patrimonial de los funcionarios involucrados, controles (legalidad, legitimidad, gestión y economicidad), control jurisdiccional, etc.

Por último, el tercer argumento del destacado abogado es la desigualdad, la cual se acentuaría, ya que las localidades con más recursos capturarían una mayor proporción de tributos.

La situación descrita es la realidad chilena actual. Con todo, un sistema bien diseñado debería modificar este paisaje introduciendo más igualdad territorial. Asimismo, en buen diseño de tal sistema implica crear mecanismos de compensación interterritorial y nivelación de desigualdades (ej., gasto central directo, transferencias, fondos de compensación, etc.).

En resumen, la descentralización tributaria puede producir inconvenientes, pero con el diseño adecuado puede lograr importantes beneficios (ej., mejor asignación de los recursos públicos).

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